Cuentos de tío Chelino
En uno de los barrios más olvidados de la ciudad vivía un viejecito cuyo único haber se reducía a un burro despellejado del lomo y un gato encenizado por cuya cola pasaban los traviesos ratones, sin que el felino moviera una sola de sus extremidades para ahuyentarlos. Nadie se acordaba ni cuándo, ni de dónde …